Por Toni Ferreiro

La tarde se prestaba para disfrutar de un gran espectáculo de fútbol. El inmaculado césped del estadio Eva Perón era el escenario perfecto.

De un lado Los Guerreros del verde, confiados por lo hecho en cancha de Boca unos días atrás y con un planteo más ambicioso. Sergio Quiroga, el enganche, el generador de juego, hacía su presentación desde el minuto cero.

En la vereda de enfrente, vestidos de blanco, la T cordobesa pisaba la cancha con una baja sensible (Joel Soñora ausente por lesión) y el desgaste extra de jugar por Copa Argentina entre semana.

Sarmiento arrancó con todo, se le fue encima desde el arranque. A tal punto que al minuto de partido Alanis apiló a dos rivales por derecha, se la puso en la cabeza de Torres que no pudo conectar bien pero se la dejó en bandeja a Graciani para gritar con alma y vida el 1 a 0 parcial.

Fue Talleres con todo en busca del empate y chocó una y otra vez con Vicentini, muralla inquebrantable. Lo tuvo Retegui en dos jugadas muy claras (mano a mano a los 6 minutos y de cabeza a los 35).

En un primer tiempo de ida y vuelta (parecíamos estar viendo fútbol mexicano), Talleres dominaba mejor pero el verde también respondió de contra con mucho peligro. Lo tuvo Marcelo Herrera solito de cabeza y minutos más tarde una corrida espectacular de Graciani por derecha se diluyó por no echar el centro como pedía la jugada (Torres y Quiroga solo tenían que empujarla).

El segundo tiempo volvió a brindarnos un excelente juego, con los equipos decididos a buscar el arco rival. Lo tuvo Torres de cabeza a los 4 minutos y respondió la T con Retegui por arriba del travesaño.

Al buen manejo de Méndez y Valoyes, de lo mejor en el visitante,  lo contrarrestaba Sarmiento con la garra de Bravo y la pausa justa de Vismara, figura del partido.

El Cacique Medina se la jugó con Santos por Fragapane para apretar más arriba. Sarmiento respondió con Arismendi por el agotado Alanis para tratar de meter una contra letal. Los dos iban al frente. Lo tuvo la T en los pies de Auzqui al lado del palo a los 20 minutos. En la jugada siguiente todo el banco de Sarmiento reclamó penal a Torres y Guido Herrera se lo desvió a Quiroga a puro reflejo.

Los cambios obligados por cansancio más que tácticos, le dieron mejor resultado a Talleres. El debutante Malatini y Francis Mac Allister hicieron crecer en volumen de juego y mantuvieron la presión en la mitad de cancha.

Sarmiento, con la salida de Alanís y Graciani, perdió juego por las bandas y con la de Federico Bravo perdió el quite en el medio. Lo aguantaba con la firmeza de Herrera y Bazzana en la zaga central y el gran despliegue de Montoya por izquierda y el inagotable Yamil Garnier en el lateral derecho.

Pero el fútbol es un juego impredecible hasta el pitazo final. Cuando el sol bajaba la tensión en el cielo de Junín, al igual que la intensidad del partido, cuando Talleres parecía resignado a dejar los tres puntos, sucedió lo inesperado.

Se confió Vicentini en el último saque de meta. Todos esperaban el bochazo largo buscando al ecuatoriano Montaño, de gran porte físico para aguantarla lejos del arco, o al desconocido Rincón (todavía no se sabe a qué juega), la pelota cayó mansa en la mitad de cancha y en un centro al área encontró la cabeza del central Pérez sin marca para decretar el empate definitivo a los 90 minutos de juego.

Sabor amargo para Sarmiento que estuvo a minutos de la primera victoria en su vuelta a Primera. Sonrisa y desahogo para los cordobeses que lo intentaron todo el partido en desventaja y encontraron su premio en el final del encuentro.