Por Tony Ferreiro
Luego de marchas y contramarchas, pasado el mediodía y con el verde césped del Eva Perón radiante, Sarmiento y Lanús se disponían a cambiar de imagen.
El local, con la vuelta de Pombo en el mediocampo y una casaca nueva, verde y blanca a bastones, muy similar a la de Banfield, clásico rival del Granate, venía de dejar muchas dudas y 3 puntos importantes en su visita a Huracán.
El granate, también masticó bronca la semana pasada al dejar una pálida imagen en su derrota ante Newell´s, y sabiendo que el puntero de la zona, Vélez, ya había ganado. Los dos tenían la posibilidad de reivindicarse y cada cual con sus argumentos salieron a la cancha.
Mejor el local en los primeros 15 minutos, quitaba y salía rápido pero pagaba caro su falta de peso ofensivo. Respondió Lanús con mayor profundidad y obtuvo las más claras del primer tiempo. Lo tuvo Orsini de cabeza por encima del travesaño y luego con un remate cruzado a las manos de Vicentini.
Fue el local con empuje y coraje, estuvo cerca con dos remates de Pombo, el jugador más claro en el local, pero no embocó con un puntazo que se fue muy cerca y un remate sin potencia que terminó mansamente en las manos de Morales.
Lanús volvió a adueñarse del partido con la movilidad de Esquivel y los desbordes de De La Vega para generarle espacios al inagotable Sand que tuvo 3 clarísimas: remate por arriba del travesaño, de zurda besando el palo izquierdo y bombazo de derecha, con Vicentini ya vencido, que terminó salvando García en la línea.
El segundo tiempo se presentó con las ganas de Sarmiento y el mejor manejo individual del granate que adelantó sus líneas y fue en busca de la diferencia. Pero a los 20 minutos desborda Graciani y habilita a Pombo, su remate pega en la mano del colombiano Pérez y penal indiscutido para el verde.
En esos partidos que se juegan como un clásico, con dientes apretados y mucha entrega, donde se define en un detalle, en una jugada desafortunada, donde un error puede condenar, son pocos los que se animan a hacerse cargo de un penal. Son esos jugadores que le ponen el pecho a las circunstancias y no dudan nunca.
Momento justo para que el guapo Torres diera el presente y se hiciera cargo del penal. Derechazo inatajable, los dedos en la boca para emular a su padre goleador y un abrazo interminable de titulares y suplentes para gritar con alma y vida el 1 a 0. El local apretó las marcas, no lo dejó pensar al joven equipo del sur que intentó por todos lados pero se encontró con un equipo que aprendió de sus errores que pagó muy caro en partidos anteriores.
No dudó Sciaqua, sabiendo que tendría que resistir con uñas y dientes la mínima ventaja, y dispuso los ingresos de Bazzana y Montoya para pararse bien atrás y cerrarle todos los caminos a la visita que terminó tirando centros que encontraron como destino las manos del seguro Vicentini dando seguridad y solvencia de arriba y de abajo.
En esos partidos que se definen en detalles, que no se regala nada, donde aparece la grandeza y la generosidad para hacerse cargo, para ponerse el equipo al hombro y resistir como sea, en esos partidos como el que vimos hoy, qué importante es contar con la bruja Vismara para “leer” el partido y resolverlo con simpleza, con toques suaves y justos, entregando todo y contagiando, sobre todo, a este joven equipo que demostró estar más vivo que nunca.
El final del partido encontró fundidos en un gran abrazo a todo el cuerpo técnico local. Alegría y desahogo que les da aire para pensar en otra final. Ya habrá tiempo de pensar y planificar el partido que viene. Ahora es tiempo de festejo. Se ganó una dura batalla porque se jugó como una final. A mentalizarse que este es el camino hasta el final.
Formaciones
Sarmiento: Vicentini; García, Herrera, Salvareschi y Castet; Graciani, Pombo (Vázquez), Vismara y Alanis (Montoya); Quiroga (Bazzana) y Torres
Lanús: Morales; Gómez, Burdisso; A. Pérez y Aude; Quignon, F. Pérez, Esquivel; De La Vega, Sand y Orsini
Goles
1 – 0 – 65′ Torres (S)